Arco de la Catedral, losa y barchilla de madera. |
La Seu
Rodeando la Seo Valentina por la parte lateral que da a la Plaza
de la Almoina nos encontramos con la estrecha calle de la Barchilla, bajo el arco
pasadizo que une la Catedral y el Palacio Arzobispal de Valencia, hay una marca
muy especial en la piedra, la cual le da nombre a la calle.
Curiosamente esta piedra es de origen romano, ya que durante el renacimiento
era bastante habitual colocar restos de épocas romanas, que aparecían al
construir las casas, en lugares visibles a modo de reliquia y homenaje a la antigüedad. - Uno de
los lugares donde mejor puede apreciarse esta práctica es el zócalo de la
fachada de la Basílica de la Virgen recayente a la Plaza de la Virgen, donde
existen varias de esas lápidas, en muchas puede apreciarse las inscripciones. – En cambio en la losa
de piedra que se colocó en el arco del
Palacio Arzobispal no hay ninguna inscripción, pero si rastro de que se
rascaron las letras conforme al uso que se iba a destinar, es decir, ser patrón
de las cajas de pesar el cereal. Una barchilla equivalía a un cuarto de fanega
es decir unos 10 litros.
Esta losa, tiene un dibujo de forma rectangular y dos
muescas triangulares a los lados, que en el medievo sirvió de referencia a los
carpinteros que fabricaban barchillas, cajas de madera y medida de volumen que
servían para pesar el trigo. Pues como muchos de vosotros sabéis la calle de la
Barchilla se encuentra próxima a la
calle de la harina, a la del peso de la
harina y al Almudín – antiguo almacén de grano – la toponimia evidencia que la
zona estaba muy ligada a la industria del trigo, un producto que en la
antigüedad servía para pagar el impuesto del diezmo a la Iglesia.
Así pues cuando un carpintero construía la suya se acercaba
hasta el lugar para comprobar si su caja
encajaba con la del lugar. Porque la barchilla era una de las medidas del
antiguo sistema medieval que junto a las
fanegas, varas, codos, pies y pulgadas eran los sistemas con los que se medían
los productos. Y en cada región podían variar – y en ocasiones con demasiada
diferencia – por eso surgió la necesidad de crear patrones de medida. La cual
en este caso, era para los áridos del Reino de Valencia. Donde los valencianos comprobaban
su medida, hasta que cayó en desuso con
la generalización del Sistema Métrico Decimal a partir de 1840 unificándose las
medidas en toda España.
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