AVISO: La redacción de estos artículos se realizaron durante la epidemia del COVID-19. Están tipo "novelados" imitando un antiguo cuaderno de un viajero del tiempo. Para entretenimiento de un grupo de amigos de Puçol y dedicados a ellos.
Año 2020, último día del mes de marzo.
Nos
levantamos a la mañana siguiente en la taberna de “El Potro” y mientras desayunamos
fugazmente un vaso de agua caliente con unas hierbas y devoramos un trozo de
pan crujiente, observamos el mapa sobre la diminuta mesa de madera desgastada. La siguiente cruz en nuestra peregrinación es la que llaman "Cruz cubierta del camino de Barcelona".
Recogemos
nuestros pocos bártulos, nos colocamos de nuevo el extraño cubrebocas sobre el
rostro y con los delgados guantes escogemos de nuestra faldriquera las monedas
correspondientes al precio que nos indican de nuestros alimentos.
Nuestro objetivo
se encuentra en la villa de Almàssera en un camino que separa esta población de
la llamada de Tabernes Blanques.
El cielo
esta mañana también está gris y feo, el frío se ha adueñado de la mañana, parece
que el refrán de “Abril aguas mil” se va a cumplir. Pero aún con el vaticino
del agua por caer, no me detengo pero decido atajar campo a través por la
huerta de chufas de Alboraya en busca de la villa.
Una vez
llegué allí solamente habrá que preguntar dónde queda la de Tabernes Blanques.
O eso es lo que me han indicado mientras desayunaba.
Las hojas
largas y lánguidas de la chufa están de un color verde pálido, se estiran y se
revuelven en la fría brisa agitándose débilmente produciendo un siseo como un
agónico pide un trago de agua. Están suplicando unas gotas para calmar su sed.
La tierra
seca gruje bajo el peso de mis botas, que a cada paso se hunde en los terrenos
aradados de los labradores de Alboraya. De vez en cuando tengo que saltar algún pequeño
ribazo o acequioleta para seguir en línea recta atravesando esos campos.
Agradeciendo de que por culpa de la epidemia los labriegos no hayan acudido hoy
a trabajar y pudieran recriminarme mi inhóspita presencia en las tierras de su
propiedad.
Un rugido fuerte
me alerta de la tormenta que está próxima a extenderse sobre mí, las plantas se
agitan frenéticas como queriendo gritar: ¡Agua!
Ilustración: Isabel Balensiya |
Apuro el
paso, cada vez más rápido, hasta que al final rompo a correr sobre la tierra, mirando
bien donde dejó caer el peso de mis pies. La nube de polvo seco me persigue…
Unos minutos
después llego al linde del campo con el negro camino de piedra. Nunca pensé que
me alegraría de pisar el asfalto. Rápidamente con la mano limpio la punta de mis
botas. Alboraya allá vamos.
Mi gozo en
un pozo, vuelvo a recordar que estoy a solas. Voy caminando por las calles de
la villa horchatera buscando en vano el encontronazo con alguna alma caritativa
que pueda guiar mis pasos hasta Tabernes Blanques.
Había salido
del Camí Fondo, y ahora cruzaba rápidamente la calle de bótanico Cabanilles
como rezaba el letrero azul en una pared de un edificio. Ahora me encuentro en
una bifurcación a un lado tengo Canonigo Julià a otro la Carretera de Valencia.
Sin duda está última queda descartada, pues me llevaría de regreso hacía la
ciudad.
¿Que hacer? ¿Tomamos
la vía del Canonigo o seguimos recto? Me encomiendo a la deidad para que me
ilumine y veo claro el camino a seguir: Avenida Divino Maestro.
Recorremos
la avenida que se hace corta pues centrándonos en nuestros pensamientos nos
olvidamos del mal que asola el municipio. Llegamos al final del recorrido y
encontramos un circulo de hormigón en medio de una carretera al otro lado de
ella, un cartel: Tabernes Blanques.
Tomamos otra
avenida llamada Rei En Jaume y nos adentramos en el pueblo. Aquí si que hemos
hallado a quien nos guiara los pasos, una señora con un perro que estaba paseando
nerviosa por la calle. Le damos las gracias y aunque su rostro está cubierto
como el mío, se le ven unos ojos sonrientes. Tal vez agradecidos de poder ver a
alguien en tantos días de confinamiento dentro de su hogar.
Pasamos por
delante de la Ermita de los Desamparados y tomamos a la salida del pueblo la
carretera de Barcelona, que a pocos metros se adentra en la población de
Almàssera.
Nuestros
ojos entran en regocijo pues enseguida hemos hallado la cruz de término. Está vez
una cruz como dios manda de factura antigua.
Las primeras
gotas comienzan a marcarse sobre mis ropajes, nos cobijamos bajo el templete de
la cruz. Nos sentamos sobre sus escalones y sacamos los pliegos de papel del
bolsillo. Con el carboncillo comenzamos a trazar las primeras líneas, mientras
que el olor a petrícor nos inunda el olfato.
Ilustración: Isabel Balensiya |
Junto al
esbozo describimos el monumento:
Fue erigida
entorno a 1372 con un estilo gótico florido. Según dicen fue atribuida a un
maestro picapedrero de San Mateo. Su casalicio original era de madera cubierta
de plomo pero tuvo que ser reconstruido porque su pudrió. En 1604 fue Jaume
Cajals el encargado de recubrir el tejado con tejas árabes vidriadas de azul en
los paños y blancas en las aristas.
En 1936 hubo
una guerra dañina que atentó contra las imágenes sagradas y acabó malamente el
monumento. así que en el año de 1942 se rehízo el humilladero. Elevaron tres
escalones, rehabilitaron los pilares de la techumbre y se reconstruyó la
columna y la cruz con imágenes de Cristo rodeado de ángeles y santos, adornados
con vegetación florida.
Por supuesto
por el otro lado tallaron a la Virgen María.
El capitel
es lo denominan los picapedreros historiado, pues aparecen representadas
escenas bíblicas: la Anunciación, la Natividad, la Epifanía y la Asunción.
Aparecen
representados los escudos de armas de Valencia.
Finalmente,
el interior del templete está decorado con un artesonado con socarrats donde
aparecen los escudos heráldicos de familias nobles de la zona: Cavanilles,
Montcada, Centelles, Roca. Entre escudos de gremios delo siglo XV.
Guardo el
pliego entre mis ropas, y me rebujo un poco en mi abrigo esperando que la
lluvia amaine un poco para proseguir el peregrinaje.
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COMENTARIOS DE
LOS AMIGOS DEL GRUPO CLUB DE HISTORIA DE PUÇOL
31 de marzo
2020. Capitulo: Camino de Barcelona.
María Jesús: muy
ameno y esta cruz me es tan familiar pues soy de Meliana. Me ha gustado mucho.
Enriqueta: Me
ha encantado el viaje y la narrativa es preciosa con un alto nivel de
descripción. Enhorabuena por la iniciativa tan original y rigurosa en detalles.
Sabín: Gran trabajo, Isabel. Ya es algo
adictivo. Esperando el relato de mañana...
Nereida: Gracias
Isabel.
MJ: Gracias
Isabel! Muy interesante e instructivo, nos hacía falta un recorrido.
Paz: Impresionante.
Esperando el de mañana con ansia.
Pilar: Excelente
narrativa. Enhorabuena Isabel.
Marisa Romero: Esperando
la “salida” de mañana.
María
Esperanza: Excelente.
Pilar Alberti: Me
alegro mucho de salir a pasear con vosotros todos los días. Gracias Isabel.
Susana: Gracias
Isabel.
Isidoro: Gracias
por hacer más llevaderos estos momentos.
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