Siglos
más tarde el rey Don Jaime I el Conquistador, reconquistó la ciudad y repartió
las tierras entre sus nobles fundado así el Reino de Valencia. Se creó una ley
nueva “Los Fueros de Valencia” que estuvieron vigentes hasta el siglo XVIII que
fueron eliminados por Felipe V.
Hubo
guerras, epidemias, triunfos, tiempos de paz y avances. Hizo sol, llovió,
vinieron riadas que desbastaron la ciudad, soplaron vientos que hicieron que
pasaran los días, los meses, los años… Pasaron siglos y ya en 1982 Valencia se
convirtió en la capital de la Comunidad Valencia.»
Si buscas datos geográficos en un atlas:
«La ciudad está situada a orillas del río Turia, en la costa levantina, en la península ibérica. Justo en el centro del golfo de Valencia. Fue fundada en una isla fluvial y a 10 kilómetros se encuentra el lago de agua dulce llamado Albufera, rodeado de 14.000 hectáreas de marjal donde cultivamos nuestro arroz.»
En datos económicos, pues vivimos del turismo, de la agricultura del arroz y los cítricos. También de la huerta de las hortalizas y frutas.
De patrimonio artístico tenemos un sinfín de obras arquitectónicas, pictóricas y escultóricas, pues Valencia es cuna de grandes artistas. Los monumentos más representativos tenemos las Torres de Serranos y de Quart, la Lonja de la Seda, la Catedral entre otros...
Un magnifico Museo de Bellas Artes, segunda pinacoteca de España, por detrás del Museo del Prado, y el Instituto Valenciano de Arte Moderno (IVAM). Contamos con patrimonio de la humanidad como las fallas, el Tribunal de las Aguas...
Además de actos de deporte como la 32 y 33 Copa América de Vela, el Gran Premio de Europa de Fórmula 1, el Open 500 de Tenis y el Global Champions Tour de Hípica.
Todo eso es lo que te pueden contar de Valencia a quien le preguntes. En cambio yo te puedo contar cosas maravillosas de esta tierra, que es mi ciudad:
«Vivo a orillas de un mar tranquilo y sosegado. La brisa del mar huele a salitre y a malvarrosa, las aguas verdosas del Mediterráneo acarician la arena tostada como un óleo de Sorolla mientras las olas tienen la voz grave de Blasco Ibáñez. Unas playas extensas donde llegaron barcos cargados de historia para engrandecer nuestra ciudad.
Por mar vinieron los romanos con su civilización, llegaron más tarde los árabes dejándonos el grandioso tesoro de la huerta valenciana, y sus acequias, junto a la joya de la corona: la Albufera.
Poco a poco Valencia se fue llenando de historias y leyendas, anécdotas y costumbres, fiestas, gastronomía... Puedo hablarte de sus secretos más oscuros y presentarte a personajes únicos. Todo ello formó el carácter de esta ciudad que tanto amo, y que humildemente aquí recojo su historia para ofrecértela a ti.»
¡Bienvenido callejero, las llaves de la ciudad son tuyas!
He aquí mostrando una reproducción de la llave de la ciudad. |
Ysabel Balensiya