domingo, 15 de abril de 2018

La Fuente del Agua de Azahar (Fuentes de Valencia #15)

La sencilla fuente del Agua de Azahar.
Fotografía: Isabel Balensiya.

PLA DEL REAL
Exposición.

Hace unos días, conociste la historia del ficus de la Condesa de Ripalda, el cual se alza junto a los muros del Jardín  de Monforte. Estos discurren a lo largo de una calle que suelo recorrer con frecuencia. Estos días pasados, después de escribir el post sobre el árbol, quise ir de nuevo a contemplarlo, pero hubo algo que me llamó la atención y fue el aroma a Abril. Si callejero, Abril tiene un perfume particular, y este no es otro que el del azahar,  que en esta calle proviene del otro lado del muro del Jardín de Monforte. 

Me adentre por los jardines  y dejándome llevar por la tranquilidad del momento, por el tibio sol que acompañaba mi caminar que se perdía por los caminos de grava, volví a sentir ese dulce perfume que procedente de un cruce de caminos que formaban un círculo y ofreciendo al paseante cuatro bancos donde descansar bajo la sombra de siete naranjos. 


El camino de grava que lleva a la fuente.
Fotografía: Isabel Balensiya. 


Detalle del surtidor.
Fotografía: I. Balensiya.
Cual fue mi sorpresa  al acercarme y oír el leve rumor del agua que surgía de esas pequeñas y sencillas fuentecillas, que tanta gracia me hacen, y fue entonces, al entrar en aquel círculo de naranjos, que descubrí una nueva fuente en la ciudad, de esas anónimas, simples y algo contemporánea, formada por una alberca circular de cemento de un palmo y medio de profundidad, donde se alza un prisma de piedra alrededor de medio metro de altura, sobre él, en un pequeño pedestal cuadrado hay un disco de hierro del que brota el agua de esta fuente única, porque no es un agua común, sino Agua de Azahar. Quizás, algunos dirán que es por el óxido, pero la piedra está cubierta por una pátina anaranjada que recuerda al jugo de la naranja, que recorre la superficie hasta el fondo de la alberca donde se recoge el agua junto a los aromáticos pétalos de las flores de azahar que flotan en ella.

Interior de la alberca, donde las flores se mezclan con el azahar.
Fotografía: Isabel Balensiya.

Simplemente, es un rincón agradable y único dentro del gran bullicio de la ciudad, del cercano Paseo de la Alameda y de la  zona universitaria. Un lugar que invita a sentarse, a leer con tranquilidad a la sombra de los aromáticos árboles y mientras escuchas el rumor del agua.

Vista del agradable lugar especial del jardín.
Fotografía Isabel Balensiya.

Es momento de cerrar por un instante los ojos y respirar el aroma, escuchar el leve rumor del agua y sentir la brisa remover las hojas del naranjo y tu cabello, por un instante dejas de estar en Valencia para transportarte a los jardines de la Alhambra, donde el perfume del azahar hace rememorar la leyenda de este aroma, la cual dice así:    



Cuenta la leyenda que el sultán de la medina de Granada, Alkabul el Privilegiado, posó sus ojos en la incipiente gracia de la hija de una pareja de sus esclavos, la joven tenía de nombre: Al-Azhar. El sultán, prendado de los luminosos encantos de la doncella, mató a sus padres y la llevó a vivir con él, con el propósito de desposarla el mismo día que la muchacha cumpliría trece años.

Fotograma de Wallada la Omeya
videoclip musica de Saurom
Semanas antes de celebrarse el casamiento, Xurán, un joven calígrafo y arquitecto de la Granada nazarí, recibió de Alkabul el encargo de decorar la cámara nupcial. Apenas traspasó el dintel de la puerta se encontró con la princesa, descubriendo en sus grandes ojos negros el misterio del amor.

Una tarde poco después, cuando los señores y los esclavos dormitaban a plácido descanso de la tarde, se encontraron a solas y Xurán le declaró su amor, también le reveló un terrible secreto: que una vez hubiera acabado el encargo del sultán sus ojos serían cegados para que no volviera a crear una obra similar.

Esa misma noche se volvieron a encontrar y los amantes abrasaron sus deseos entre la palmeras de la mediana. Justo eran los días en los que los naranjos amargos estaban en flor. Entre suspiro y suspiro, la Alhambra se iba llenando del perfume de la flor del naranjo. Sería su última noche. Al amanecer se despidieron entre lágrimas.

Ciego de ira y loco de dolor cómo sólo un déspota es capaz de serlo, el sultán Alkabul mató a la bella Al-Azhar y después de quemar su cuerpo esparció sus cenizas entre los rosales del palacio. A pesar del olor de las cenizas y la fragancia de los rosales, no consiguió aplacar el aroma que los amantes habían dejado la noche anterior, ni el rastro que en el aire permanecía de la fragancia amorosa creada con la mezcla de sus cuerpos.

Alkabul, guiado por el perfume que Al-Azhar había impregnado en Xurán, le persiguió y persiguió hasta acorralarlo en el promontorio del Veleta, donde se quitó la vida. Desde entonces, cuando la brisa sopla sobre los jardines de la Alhambra, un aroma penetrante e inolvidable se extiende  por Granada, el azahar el perfume del amor eterno.

La Alhambra de Granada.

Esto es solo una leyenda, el origen debe su nombre a la lengua árabe, procede de az-zahar que significa flor. Palabra que utilizaban no solo para la flor del naranjo, sino para la flor blanca. Porque está flor para los árabes representa la pureza y la inocencia, la castidad, de ahí viene la costumbre de que muchas novias la lleven en su ramo al contraer matrimonio. Una tradición  que nos trajeron los Cruzados tras su estancia en Tierra Santa. Quizás, a algunos de vosotros os suene la ciudad de Medina Azahara, que vendría a significar la ciudad de las flores. La flor también dió nombre de mujer: Azahara. 


Ramo de novia actual y antiguo tocado de
 novia, con flores hechas en cera.

El aroma, junto con la belleza de un naranjo en flor, nos ha cautivado desde tiempos inmemoriales a poetas y músicos. El aroma dulce y delicado del azahar, los frutos como soles y las flores estrelladas, son seña de identidad de ciudades como Valencia o Sevilla, y aunque su origen tenemos que buscarlo en el lejano oriente, hoy en día es símbolo de nuestro Mare Nostrum, ¿Alguna vez habéis pensado a qué sabe y huele el mediterráneo? Pues sabe a aceite de oliva y huele a azahar.



Volviendo al tema del agua floral, estas flores son destiladas para obtener su esencia, pues contiene hesperidina, una propiedad calmante para dolores de cabeza, desmayos, ansiedad e insomnios. ¿Acaso vuestras abuelas no ponían una cucharadita de agua de azahar en la tila? También, para algunas de ellas,  era ese ingrediente "secreto" de sus pasteles, que marcaban la diferencia del resto, pues se trata de un aromatizante natural. 


Postre árabe a base de Agua de Azahar

Pero no solo se utiliza para la repostería, sino también para agasajar a las visitas con su perfume luminoso, por eso en muchos hogares musulmanes tiran algunas gotas sobre los hombros del visitante como señal de hospitalidad, transmitiendo de esa manera el deseo de que vuelvan en otra ocasión.

En la medicina popular se ha usado para aliviar dolores menstruales, cólicos, dolores de cabeza, desmayos, ansiedad e insomnio.



El agua de Azahar se puede usar como tónico facial y para fijar el maquillaje en la piel, o simplemente para refrescarse en un día caluroso y también como calmante cutáneo. Su aceite esencial es utilizado desde la antigüedad para cosméticos y bases de perfumes por su aroma.



Hoy en día podemos encontrar perfumes con este agradable aroma,
como "Agua de Azahar" de la casa Aires de Sevilla.

Este articulo no ha sido más que un homenaje  a esta flor tan especial, cuyo olor nos transporta a una dulce primavera, que entre los naranjos y el aroma de azahar nos recuerda que la Feria de Abril se aproxima, comenzando a tararear la sevillana de Rafael del Estad:



Flores blancas de azahar,
que perfuman a Sevilla,
que perfuman a Sevilla,
flores blancas de azahar,
dando su olor a los vientos
que van de esquina en esquina,
aroma de amor secreto,
susurros que llevan el aire,
sueños que se ven despiertos, 
besos que se dan a nadie. 


Patio de naranjos de la Catedral de Sevilla.

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