El centenario ultramarinos de la Calle del Mar Fotografía: Isabel Balensiya. |
La Xerrea.
Calle del Mar, 32.
Calle de Trinquete de Caballeros con el ultramarinos al fondo. Foto de la izquierda (1931) a la derecha la comparativa actual. En 87 años apenas a cambiado la visión de la calle. |
Saliendo de la calle Trinquete de Caballeros, llegamos a una
plaza donde lo primero que llega a nuestro olfato es un sabroso aroma de
atún que haría ronronear a un gato. Nuestros pasos nos llevan ante una antigua
puerta acristalada de color mostaza, a través del cristal podemos ver que se
trata del clásico ultramarino y vemos a su sonriente dueño, Enrique, que regenta
este establecimiento de carácter pequeño, con su típico mostrador de mármol
blanco y con apariencia de almacén.
Estas tiendas se caracterizaban por no vender un único producto,
sino que se podían encontrar todo tipo de viandas, en su origen procedentes de Ultramar, como era el café, las
especias y otros productos de importación de las colonias españolas, desde más allá del mar. Estas tiendas, además, suelen tener una gran flexibilidad de horarios.
Nada más entrar en el local, sobre el blanco mármol vemos una
serie de viandas preparadas en unos cuencos: el atún, tomate, anchoas,
aceitunas de todo tipo… junto a todo ello, pan recién hecho en un horno cercano.
Asombra cómo en tan pequeño recinto, sus dueños tiene los
productos colocados ordenadamente en baldas de madera blanca antigua, que
recorren todas las paredes hasta el techo. Desde que descubrí hace unos años
este lugar en mí callejear, no he dudado nunca en acudir aquí a calmar mi sed o
mi hambre, ya que puedes encontrar zumos y refrescos bien fresquitos, paquetes
de galletas, saladitos, rosquilletas, papas y demás picaetas.
Entrar en esta tienda es como viajar a través del tiempo, te
transporta a esas tiendas que podemos ver en fotos o películas antiguas, y
huele a historia de barrio. Por esta razón decidí buscar información sobre el comercio y también entrevistar a su dueño, para daros a conocer el origen de este comercio de
Valencia.
Plano general del interior del comercio. Fotografía: Isabel Balensiya. |
Se conoce que a finales del siglo XIX, este pequeño comercio era una tienda de géneros de punto: Hijos
de Durán, que con el tiempo fue comprado por Jaime Garganta, que mantuvo el negocio hasta su fallecimiento, pasando entones a su viuda
e hijos.
Fue en el año 1914 cuando Juan Salvador instaló su carnicería,
la cual evolucionó a un
ultramarinos y así ha permanecido hasta hoy en día. En 1931, a la edad
de 12 años comenzó a trabajar en el ultramarinos el padre, del actual
propietario. A principios de los años 60, los dueños de aquella época Juan
Salvador y su mujer, al no tener descendencia, dejaron la tienda a su empleado Enrique, quien estuvo al frente hasta 1984 cuando se jubiló, y desde entonces es su hijo
Enrique Dasí Seguí quien la regenta.
Detalle de las molduras y estantes de madera blancos y la estampa de San Pancracio. Fotografía: Isabel Balensiya. |
En sus 105 años de vida, este ultramarinos no ha cambiado en
absoluto, salvo las mejoras tecnológicas como la luz o los mostradores refrigerados. Pasó
la Guerra Civil de 1936, más tarde sobrevivió a la riada de 1957 – las aguas
llegaron aproximadamente a un metro de altura - y ha mantenido su estética de origen, incluso la pequeña puerta que da acceso a
la trastienda, donde los actuales propietarios criaron a sus hijas, ya que durante una época vivieron en el
piso de arriba del ultramarinos.
Después de tantos años preparando bocadillos, vendiendo
conservas y calmando la sed de los callejeros valencianos, el señor Enrique y
su esposa, los amables dueños, cerrarán las puertas de este emblemático comercio
en agosto, pues les aguarda un merecido descanso por jubilación.
Enrique Dasí Seguí y su esposa, los amables dueños detrás del mostrador que han estado cuidando tantos años. Fotografía: Isabel Balensiya |
Ubicación en el mapa. |
LO RECUERDO PERFECTAMENTE PORQUE HE VIVIDO MUCHOS AÑOS EN EL Nº 50 DE LA CALLE DEL MAR.
ResponderEliminarES UNA MARAVILLA QUE TODAVIA EXISTAN COSAS COMO ESTA, PORQUE LA PRESION DE LOS CENTROS COMERCIALES Y SUPERMERCADOS ES TERRIBLE PARA ELLOS.
ME ALEGRO DE TU REPORTAJE ISABEL.
CARLOS SORIA.