El Cementerio de Valencia, comenzó a construir en 1805,
tomando como referente el de Père Lachaise de París |
Camí Real
En 1960 se construyeron unas cuantas más manzanas de nichos, colocando losas de hormigón armado prefabricadas junto a un tabique exterior, formando una cámara de aire, para evitar emanaciones tóxicas, siguiendo las normas de la política sanitaria de cadáveres. 20 años después, de aprobó otro Régimen y gobierno de los cementerio municipales (1987)
En el año 2000 se construyó un tanatorio municipal con 16 velatorios, dos capillas, cafetería, etc… estas modernas instalaciones no han sido obstáculo para que el cementerio goce de un nivel de protección 2 del Catálogo de Bienes Protegidos por el Ayuntamiento, fortaleciendo sus más de 200 años de historia.
Callejero
se acerca la fecha de Todos los Santos, razón por la que te invito a hacer un
viaje a través del tiempo para descubrir la historia del camposanto valenciano.
Todo
comienza durante el siglo XVIII cuando un grupo de médicos ilustrados se oponen
a que los cementerios estén dentro de las ciudades aún amuralladas. Así púes en
Valencia fue el noble Antonio Pascual García de Almunia quien comunica esta
idea al Ayuntamiento en 1760.
Pero
a pesar de la ley de Carlos III (1787) en que ordenaba la construcción de los
camposantos fuera de las ciudades y la prohibición de inhumaciones dentro las
iglesias, el tema continuo tal cual estaba durante unos años. Los valencianos,
junto la iglesia no se preocupaban de la evidente falta de higiene de estos
cementerios, su mal olor y el riesgo de contraer enfermedades contagiosas
procedentes de los cadáveres. Hasta que en 1804 a partir de una orden del
Consejo de Su Majestad se decide construir el nuevo cementerio de la mano de
los arquitectos municipales Blasco y Sales.
El
lugar elegido para tal fin, se encontraba en la partida del molino de Tell,
junto al camino de Picassent, a 2000 pasos del camino Real de Madrid. Su
extensión era de 680 palmos de largo y 570 de ancho, y distanciaba de un cuarto
de legua (3 km act.) del punto más cercano de la ciudad. Sus muros tendrían una
altura de 10 palmos. Trazándose un camino para llegar hasta él desde la Puerta
de San Vicente (actual Iglesia de San Agustín.)
Panteón del Marques de Jura Real |
Fue inaugurado
el 7 de julio de 1807, bendecido por el arzobispo Joaquín Company. Al día
siguiente era enterrado el primer cadáver, un maestro carpintero llamado
Vicente Gimeno, en una fosa común.
Un año después se construyeron los primero nichos, siendo el primer sepultado, sin abonar tasa alguna, Pedro del Castillo Almunia, Marqués de Jura Real. Con él fue estrenado el servicio de traslado de los fallecidos en una tartana fúnebre propiedad del Ayuntamiento, pintada de verde oscuro y con las armas de la ciudad a los lados. En ella podían llevarse varios ataúdes que servían para más cadáveres, pues el fallecido se le enterraba sin féretro. El carro conducía al difunto desde la iglesia parroquial de San Agustín, junto a la puerta de San Vicente, hasta el cementerio.
Un año después se construyeron los primero nichos, siendo el primer sepultado, sin abonar tasa alguna, Pedro del Castillo Almunia, Marqués de Jura Real. Con él fue estrenado el servicio de traslado de los fallecidos en una tartana fúnebre propiedad del Ayuntamiento, pintada de verde oscuro y con las armas de la ciudad a los lados. En ella podían llevarse varios ataúdes que servían para más cadáveres, pues el fallecido se le enterraba sin féretro. El carro conducía al difunto desde la iglesia parroquial de San Agustín, junto a la puerta de San Vicente, hasta el cementerio.
Carroza funeraria camino al cementerio. |
En
1812 durante la invasión francesa, el general Suchet ordenó la destrucción de
todos los cementerios intramuros, siguiendo las leyes sobre la salud pública y
mejoras en el nuevo cementerio, el cual debido al alzamiento popular de 1808, había
sido inutilizado, debido a los saqueos de las tropas napoleónicas en su
retirada.
Razón
por la cual se dotó al cementerio de nuevas puertas y se cerraron los nichos que
habían sido profanados. Durante aquella época la necrópolis valenciana media de
350 a 400 m. de largo por 80 m. de ancho, extensión que se quedaría pequeña 30
años después de su inauguración con 4.690 nichos. Las obras de ampliación las
hicieron diversos arquitectos basándose en la estética ya dominante destacando
el ladrillo caravista. También se
construyó una sala de disección anatómica, siendo sustituida 20 años mas tarde
por otra nueva, por su mal estado.
El paso
del tiempo, también afecto al estado del camino que llegaba al cementerio, y se
tuvieron que acometer obras para nivelar el terreno. En 1847 debido a la gran
cantidad de nichos dentro del cementerio, el Ayuntamiento tuvo que comprar más
extensiones de tierra. Diez años depués
se aprobaría el Reglamento del Cementerio de Valencia, donde se recogían las
normas sobre su cuidado, conservación, edificación de monumentos, obligaciones de
sus trabajadores y su dirección, de la cual que encargaba su capellán.
En aquella
época los precios de los nichos de primera o a perpetuidad subieron de manera escandalosa, casi el doble pasando de 800 a 1.500 reales. El Cementerio era
conocido popularmente como “L´Hort de les Palmes” – El Huerto de las Palmeras
- por la abundancia de estos árboles,
además de sauces, naranjos, cipreses, pinos, rosales, jazmines… Todo un conjunto
de vegetación que le daba un aspecto hermoso.
Las
familias más distinguidas comenzaron a construir panteones, el primero data de
1846 cuando el matrimonio de los futuros marqueses de San Juan le dedico una
sepultura familiar a su hijo, muerto tres años antes por extrañas circunstancias,
con tan solo 20 años.
A
partir de entonces en el cementerio tenía cinco tipos de enterramientos según
el estatus social, y poder económico.
Estaba el panteón con su propia capilla, para celebrar misa. Las
sepulturas de familia, o panteones más modestos, seguidos de criptas, luego los
nichos y finalmente la fosa común para los más necesitados.
Durante
ese periodo también se realizó un paseo central, nivelación del suelo,
establecimiento de un horario de visitas. Se construyó también unos pórticos dóricos
con 160 columnas que fueron acabados en 1892.
Pórtico dórico |
Monumento a las víctimas del cólera. |
Un tiempo antes, en 1885 la ciudad vivió una epidemia de
cólera que se llevó a 5.000 valencianos de una población de 170.000. Para
enterrarlos se abrieron dos zanjas que sirvieron de sepultura para las víctimas
y en memoria alzaron una cruz monumental.
En 1891 se construyó un Cementerio Civil, dentro del General
incomunicado hasta la II República y separado otra vez durante el franquismo
hasta 1979, cuando pasó a formar parte de la sección 4ª izquierda.
El nuevo siglo trajo, una nueve ampliación, en 1901 la necrópolis
sería ya 63.000 metros cuadrados. La
ciudad ya se había liberado de sus murallas y crecía la población con mas de
210.000 habitantes. En 1912 se construiría
el primer horno crematorio.
Ángel Custodio |
Un año después se aprobaría un nuevo
Reglamento para el Régimen y Gobierno de los Cementerios Católicos, y se
levantaron nuevos panteones, convirtiendo el lugar en un muestrario de monumentos,
construidos con los mejores mármoles con figuras simbólicas sobre la muerte y
ángeles como protectores de los difuntos.
En el periodo de la II Republica las tumbas en bajo relive cobraron más importancia, decayendo las sepulturas monumentales a causa de un elevado precio por la mano de obra y falta de especialistas.
En el periodo de la II Republica las tumbas en bajo relive cobraron más importancia, decayendo las sepulturas monumentales a causa de un elevado precio por la mano de obra y falta de especialistas.
El cementerio mantenía el carácter de bello jardín, durante
la Guerra Civil se enterraron víctimas de ambos bandos, en fosas comunes (4.500 cuerpos han sido encontrados) prohibiendo casi desde
el primer día cualquier manifestación católica hasta que acabo la guerra. Razón
por la cual se hizo agrandaron los jardines y los panteones se caracterizaron
con formas geométricas y sin adornos.
A mediados del siglo, la extensión del cementerio llegó
hasta los 175.000 metros cuadrados, con 40.000 nichos y 1.200 panteones, con más
de cien trabajadores. Sin embargo, estas dimensiones no solucionarían el eterno problema de saturación que tenía el cementerio, se tuvo que agrandar una vez más el camposanto, perdiendo bastantes conjuntos ajardinados, tan necesarios en estos entornos tan fríos e incómodos.
En 1960 se construyeron unas cuantas más manzanas de nichos, colocando losas de hormigón armado prefabricadas junto a un tabique exterior, formando una cámara de aire, para evitar emanaciones tóxicas, siguiendo las normas de la política sanitaria de cadáveres. 20 años después, de aprobó otro Régimen y gobierno de los cementerio municipales (1987)
Nuevos nichos prefabricados |
Crematorio Municipal de Valencia |
En 1985 se proyectaría la última y más ambiciosa ampliación,
sumando 270.000 metros cuadrados, suficientes para unos futuros 25 años. En este periodo se inauguró el crematorio
municipal, ubicado en un edificio reciente, no exento de polémica debido a las
quejas de los vecinos de los barrios cercanos por los posibles dañinos humos. Aun así a supuesto que hayan menos
enterramientos 4.500 anuales y 2.700 cremaciones anuales.
En el año 2000 se construyó un tanatorio municipal con 16 velatorios, dos capillas, cafetería, etc… estas modernas instalaciones no han sido obstáculo para que el cementerio goce de un nivel de protección 2 del Catálogo de Bienes Protegidos por el Ayuntamiento, fortaleciendo sus más de 200 años de historia.
Por último en estos últimos años es posible realizar visitas
guiadas a través de “El Museo del Silencio” donde ese posible realizar un
recorrido por el patrimonio funerario, cultural, artístico e histórico del
Cementerio de Valencia y visitar las sepulturas de los valencianos más
ilustres.
Puerta principal del Cementerio de Valencia. |
Distribución actual del Cementerio de Valencia. |
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Fuente: El Cementerio General de Valencia. Historia, arte y
arquitectura 1807 – 2007.
Miguel Ángel Catalá Gorgues. Editorial Carena, Valencia. 2007.
Miguel Ángel Catalá Gorgues. Editorial Carena, Valencia. 2007.
Felicidades por tu entrada,muy trabajada.
ResponderEliminarEl museo del silencio como dicen algunos,muchas curiosidades que indicas.
Un fiel admirador.
Gracias por tus comentarios Aroca. :)
ResponderEliminarExcelente entrada, nosotros somos una empresa dedicada a ofrecer los mejores servicios funerarios, recientemente hemos publicado un articulo sobre curiosidades del cementerio de valencia.Si queréis saber mas visitar nuestro post https://www.fureva.es/es/cementerio-de-valencia/
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