sábado, 11 de enero de 2020

Arquitecto Antoni Gilabert Fornés (Valencianos ilustres#5 )


Calle dedicada a su memoria, desde 1963.
Fotografía I.Balensiya.

POBLATS DEL OEST
Benimàmet. 


Antoni Gilabert Fornés fue un arquitecto  nacido en la ciudad de Pedreguer (Alicante) en 1716 y que falleció en Valencia en 1792. 

Marchó a la ciudad de Valencia a estudiar arquitectura y matemáticas, junto con Tomás Vicente Tosca. Sus primeros trabajos en el mundo de la construcción fueron como aparejador, hasta 1768 cuando  fue el encargado del departamento de arquitectura de la Real Academia de Bellas Artes de San Carlos, llegando a ser director general en 1784. 

Se convirtió en uno de los arquitectos más famosos de la inspiración clasicista del siglo XVIII (estilo conocido como Neoclasicismo). Aunque también trató el barroco en alguna de sus construcciones. 

Entre sus trabajos se encuentran algunas de las obras más importantes del neoclásico valenciano, destacando:

El proyecto de la fachada de la Aduana de Valencia, actual Palacio de Justicia. (1785 y 1760) 

El actual Palacio de la Justicia.
Fotografía: I. Balensiya
La remodelación de la Capilla de San Vicente, en el Convento de Santo Domingo. También la celda de San Luis Bertrán, en el mismo convento.
El retablo del Monasterio de la Zaidía en Valencia, actualmente desaparecido. 

Única foto del retablo del Monasterio de la Zaidia,
antes que fuera derribado. 
Trabajó entre los años 1763 y 1771 en la iglesia de las Escuelas Pías. 

Fachada de las Escuelas Pías de Valencia.
Hizo los proyectos de las iglesias de l´Alcúdia, Turís y Gestalgar. Junto al de la Capilla de Nuestra Señora de la Virgen de la Soledad de Nules, entre los años 1757 a 1769.

Detalle de la capilla de la Virgen de Nules.
Su última obra fue la iglesia de Santa Ana de Borbotó, cuyo proyecto firmó en 1789.

La iglesia de Borbotó
Pero sobretodo, al arquitecto Gilabert se le conoció por su gran obra de remodelación en la Catedral de Valencia, cuando decidió enyesar toda la plementeria gótica de los techos del templo, para remozarla de un aspecto neoclásico. Porque según el criterio de la época, el gótico era un gusto bárbaro. 

Así que durante el último tercio del siglo XVIII procedió a recubrir no solo las bóvedas, sino también columnas con pilastras y arcos ojivales típicos del gótico, los hizo de medio punto. Finalmente, derribó las capillas laterales góticas y construyó otras nuevas al  gusto academicista. 

"Afortunadamente" gracias a los ataques sufridos en la Guerra Civil en 1936, cuando se repararon los daños causados en la Catedral, decidieron retirar todos los estucos de Gilabert y devolverle el aspecto original de la época medieval hasta cierto punto, pues aún quedan restos de aquellos años neoclásicos. 


Restos de la decoración neoclásicos en el interior de la Catedral
Un ejemplo de las capillas neoclásicas 



                                               

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