martes, 14 de abril de 2020

Cruz del Camino Viejo de Liria. (Cruces de término#8)


Año de Nuestro Señor 2020, séptimo día de abril

Al mirar mi mapa de rutas he visto que el camino para la Cruz de Beniferri es bastante sencillo: solamente tengo que seguir caminando por la misma calle, dejando a mis espaldas la cruz anterior.

Mi estómago ruge con fuerza, mejor hacer un parón para alimentarnos bien. Miro a mi alrededor y a pocos metros del grandioso edificio veo que hay una taberna. Es bastante lujosa así que decido pasar de largo, para mirar otra que bien pueda alcanzar el pago de mis viandas y que, además, me permitan acceder a ella. Doblo la esquina por donde tengo marcado en la ruta del mapa, y hallo un lugar que me es satisfactorio.

Saludo al dueño del local y pido que me ponga algo caliente para desayunar acompañado por un dulce en forma redonda y gruesa como una rueda de color del oro.

Busco una puerta al fondo del establecimiento y la empujo con el pie. Percibo un ligero olor a menta y pino, la letrina se ve muy limpia. Compruebo que hay jabón y ese fino lienzo que huele a doncella, que llaman papel higiénico y que últimamente es muy codiciado.

Aún conservo los guantes puestos y con la punta de mis botas alzo tapa de la letrina para hacer mi vaciado de vejiga matutino. Uso un poco y lo necesario de ese apreciado papel para limpiarme, y toco la palanquita metálica de una cañería metálica que sobresale de la pared. Un fuerte sonido me indica que el agua ha salido liberada para llevarse mi faena.

Ahora, con sumo cuidado, hurgo detrás de mis orejas para quitarme el cubrebocas blanco y lo arrojo dentro de un cesto, al lado de ese frío asiento de cerámica blanca que resuena por el agua. Meto la punta de los dedos intentando no tocar la piel de mi muñeca izquierda y tiro rápido para abajo: elimino uno de los guantes; a continuación, hago lo mismo con el otro.

Cojo un poco de jabón con la mano derecha y con esa misma abro el grifo y lo froto con el jabón y lo enjuago bien, vuelvo a tomar jabón y me lavo bien las manos. Tomo de nuevo jabón hago espuma con él y me lo paso por el rostro y me limpio con abundante agua fresca.

Muevo rápidamente mis manos debajo de un extraño cofre que pende de una de las paredes. Ya lo he visto en otros lugares, y sale una corriente de aire caliente. Se para. Vuelvo a gesticular. Así hasta tres veces. No hay remedio, mis manos siguen húmedas. Escarbo en mi bolsa y saco una toalla de algodón con la que me seco las manos. Sonrío al ver el anagrama de aquel monasterio extremeño. Hace tres años que fui a aquel cenobio en la otra parte de España. La guardo y busco ahora una bolsa fina y trasparente que cruje al tacto. Tiro de ella y la rasgo sacando de un interior un cubrebocas, el cual solo cuelgo en una oreja el cordón y el otro lo dejo sin poner.

Ahora ya busco esa caja de papel duro de color azul, tiene una apertura ovalada e introduzco los dedos, saco uno de los guantes de ese material extraño que últimamente he aprendido a convivir con él. Me habían recomendado su compra en un enorme ultramarinos cerca de mi casa. Con cuidado de no romperlo, meto los dedos y doy pequeños tironcitos para amoldar el «tejido» a mis dedos. Una vez asegurado, me pongo el siguiente. Guardo la caja en mi bolsa. Con el codo descorro el cerrojo y con la punta del pie abro la puerta de la letrina.

El tabernero me hace una seña y extiende su mano hacia una mesa donde ya tengo dispuesto mi desayuno. Lo tomo presto, pues no quiero permanecer mucho tiempo allí dentro. Oigo lo que comentan. Parece que la epidemia esta menguando sus víctimas por todo el reino.

Dejo en un platillo negro tres maravedís y medio de ese extraño dinero con nombre de diosa griega.

Salgo a la calle y, al mirar al frente, a pocos pasos hallo la cruz que buscaba. Estoy en Doctor Nicasio Benlloch. Saco el pliego de papel y me apoyo sobre una pared adyacente para dibujar rápidamente y escribir su descripción:



La cruz actual está completamente reconstruida. No queda nada de la anterior, de 1439, elaborada por Antonio Dalmau, que talló la cruz y el capitel de la columna. Cien años después la rehízo por primera vez Jaume Vicent.

La que ahora vemos es una cruz de piedra realizada hacia 1940 que se alza sobre podio formado por una grada y una basa de planta octogonal en el cual encontramos en cuatro de sus caras, escudos de la ciudad en alternancia con cuatro caras lisas. Sobre este podio se alza una columna o espiga octogonal que termina en una base octogonal a modo de capitel en cuyas ocho caras encontramos talladas imágenes de santos y personajes de la tradición cristiana separados por columnillas y bajo bovedillas en forma de venera. Sobre esta base se alza la cruz ornamentada con un cierto gusto barroco. En la cruz figura Jesús Crucificado y en los extremos de los cuatro palos del madero vemos sendas representaciones de los cuatro evangelistas con sus animales simbólicos.

En la actualidad se encuentra en perfecto estado de conservación y no se encuentra cubierta ya que nunca lo estuvo.

Una cruz de piedra blanca, de imitación barroca que marca la frontera de Valencia con Beniferri.  Un paso más y me adentro en la ciudad. Consulto el plano y veo para desilusión que me equivoco. Pues antes tengo que marchar a la villa de Mislata. Afortunadamente tengo una gran extensión de campo por delante antes de entrar.

Pero antes tengo que hallar un camino que me lleve hasta allí.  ¿Qué es esa mole de color azul?

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COMENTARIOS DE LOS AMIGOS DEL GRUPO CLUB DE HISTORIA DE PUÇOL
7 de abril 2020. Capitulo: Camino Viejo de Liria.

María Jesús:   cada dia es mas interesante.

MJ: Estamos en forma para seguirte.

Gema: Nunca más veremos las cruces de la misma forma.

Mari Carmen: No sabía que habían tantas cruces.

Manoli: Gracias, Isabel

Josefa: Muy interesante Isabel.

Teresa: sigo contigo caminando, me encanta!!!

María Esperanza: Muy Interesante ,,,

Sabín: Buen trabajo, Isabel.Ya tenemos una excusa cada mañana para mirar este grupo. Ve pensando en qué vas a escribir a finales de abril, cuando se te acaben las cruces.

Enriqueta: Qué delicia es caminar contigo.Estoy con Sabín en que tienes que escribir sobre el tema que sea porque es muy agradable leerte y lo haces de manera natural,cómo tiene que ser.Gracias y hasta mañana

Rosa Ruiz: Isabel chulísimo!!


Mari Carmen: Que imaginación !


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